Es verdad, mucho se ha dicho sobre los
robots transformables, en especial, sí, de los Transformers, muchas comunas y
podcast y hasta videoblogs especializados han tratado sobre los Transformers y
en menor medida sobre los Gobots hasta la saciedad; es verdad, todo el mundo a
estas alturas sabe que los Transformers tuvieron sus meros inicios en Japón
gracias a las líneas de juguetes Diaclone y Microchange, pero bueno, eso es
historia conocida, es hora de ir un poco más atrás en el tiempo para conocer
los verdaderos inicios de esta variante de las historias de robots que tienen
la capacidad de transformarse.
Parte del catálogo de lo Car Robots de la línea Diaclone que luego serviría de inspiración para la creación de los Transformers
ORÍGENES:
Al igual que muchas culturas de la
antigüedad, el pueblo japonés consideraba el poder sobrenatural de la
transformación como parte de su herencia cultural desde tiempos inmemoriales,
la palabra japonesa “bakemono” se traduce como “algo que cambia” y es usado
para describir a un tipo de espíritu mitológico, monstruo o demonio que puede
cambiar su forma a placer. Dentro del enorme bestiario que ofrece el folklore
japonés tenemos al tsukumogami (付喪神, literalmente
“artefacto divino”) o “Espíritu de los pasados 99” que
no es otra cosa que un objeto inanimado que al alcanzar los cien años de edad
es poseído por un espíritu que puede transformarlo en un monstruo, aunque hay
quienes dicen que estos objetos al alcanzar los cien años adquieren vida propia,
esta última acepción hace referencia a los yōkai[1]. Existen
diferentes tipos de Tsukurogamis que pueden transformarse desde objetos tan
distintos como un antorchas, guitarras, abanicos o hasta juguetes mismos (¿Empiezan
a ver alguna conexión con Cybertron por aquí?), etc.
Objetos inanimados de diario uso que cobran vida luego de cien años al ser poseídos por
espíritus demoníacos y robots que se transforman en "objetos inanimados de diario uso", aquí sin duda hay una relación.
De acuerdo a Reider, “(…) el nombre “oni”
fue utilizado para la posesión sobrenatural de objetos caseros ordinarios que
adquirían vida con el paso de los años, a esto se le llama tsukumogami, los
objetos caseros abandonados que guardan rencor contra la gente.[2]
La mención a este personaje es para
enfatizar la idea de que el concepto de un objeto inanimado que se transforma
en una criatura con vida es tan antiguo como el Japón milenario.
Ya a finales del siglo XIX existían
complejos juguetes con mecanismos de reloj y maniquís hechos en Japón que eran
diseñados para parecerse a las personas tratando de imitar tareas diarias como
el servir té o disparar una flecha con el arco, es así que cuando el término
“robot” fue acuñado por primera vez en 1921 en la obra teatral de Karel Kapek
R.U.R. (Rossum's Universal Robots), la idea de mecanismos humanoides era ya un
concepto familiar en el país del sol naciente.
Primera vez que se usa el término ROBOT en la obra de teatro checa R.U.R.
Probablemente el primer “robot
disfrazado” de la cultura popular fue María, la Robot de la obra de Fritz Lang
Metrópolis de 1927. La robot es disfrazada para parecerse a la mujer humana
María quien era defensora de los trabajadores oprimidos de la ciudad futurista,
al ser reemplazada la humana por un robot malvado tenemos pues al primer
“Pretender” de la historia de los robots de la ficción.
Robot de la cinta Metrópolis
A medida que los robots crecían en
popularidad, muchas variedades de estos personajes eran incluidos en las
novelas e historias que venían en las revistas de Ciencia Ficción de los
años treinta. Es por estos años que la imagen del robot humanoide gigante se
volvería común en las portadas de las revistas de Ciencia Ficción para
posteriormente encontrar su lugar dentro de otro medio que se volvería aún más
popular, las historietas y dibujos animados de superhéroes.
Portada de la edición de enero de 1944 de Amazing Stories,
Todo un decepticon en ciernes, pero aun no.
Ilustración de un robot gigante del año 1939
Superman combatiendo robots gigantes, serie animada de 1940
Ahora bien, de vuelta a Japón, porque se
supone que la historia de los robots transformables está más que atada al país
del sol naciente, en el año 1934 vio la luz el primer robot que podía cambiar
de forma, o al menos algo por el estilo, esto se dio en una sencilla tira
cómica llamada Tanku Tankuro, creado por Gajo Sakamoto. Tanku era un gracioso y
pequeño robot samurái con un cuerpo de metal redondo (Algo así como el
bisabuelo de Cosmos), con varios hoyos en su cuerpo, Tanku era capaz de sacar
varias armas y extender alas y rotores de manera que podría volar. Sin importar
las herramientas que Tanku pudiera sacar de su cuerpo esférico, la cabeza
humanoide sonriente siempre permanecía en la parte superior.
De acuerdo a la página Lambiek, “El
cómic reflejaba el clima de guerra del Japón de aquel entonces – en las
historias de Tanku Tankuro, este era usado como un instrumento de guerra para
la armada japonea.”[3]
Tanku Tankuro, la primera aparición de un robot transformable
en la historieta japonesa
La primera aparición de lo que podría
ser el primer paso en la evolución de lo que conoceríamos con el tiempo como el
tradicional robot gigante japonés fue vista en una tira cómica de la revista
política de la época de la guerra de 1943 titulada “El guerrero de la ciencia
aparece en Nueva York”. La Segunda Guerra Mundial no estaba caminando bien para
los japoneses y la idea de un robot gigante que pudiera destruir Nueva York
debe haber sido algo más que un hermoso sueño.
“El guerrero de la ciencia aparece en Nueva York”
El Japón de la Post Guerra sería testigo
del boom de la industria de la fabricación de juguetes y, como era de
esperarse, lo robots se convirtieron en uno de los productos bandera, a finales
de los cuarenta e inicios de los cincuenta se empezaron a comercializar robots de
juguete hechos de metal.
“(...) la verdadera influencia de los
robots modernos son los juguetes del Japón de la postguerra. Japón se estaba
reconstruyendo con el apoyo de los Estados Unidos. Es ahí donde nace un bien
establecido negocio de los juguetes de metal que si bien tuvo sus inicios antes
de la guerra continuó en auge luego del término de la misma.
La bomba atómica tuvo un gran impacto en
el marketeo y el empaque de los robots japoneses de la postguerra. Era la historia
de una super potencia tecnológicamente avanzada que destruía a otra. Ese tema se trasladó a los juguetes espaciales y robots. Si se
ven algunos de los empaques de los robots de aquel entonces se podrá apreciar
robots pisoteando ciudades y sembrando destrucción por donde van, esa fue una
especie de metáfora sobre la destrucción causada por las bombas.”[4]
Lilliput fue el primer robot de metal fabricado
en el Japón de post guerra.
Precisamente, los inicios de los
cincuenta coincidiría con la aparición de quizás uno de los robots más
populares que pudo haber parido el Japón, nos referimos a Tetsuwan Atom, más
conocido en nuestros lares como Astroboy, salido del lápiz del maestro Osamu
Tezuka, Astroboy llegaría a convertirse en una animación popular en los años
sesenta que sentaría las bases para lo que hoy conocemos como ANIME. Si bien
Astroboy no podía transformarse ni era un robot gigante, un par de monstruos
robot que combatió poseían habilidades que años después serían vistas por cierto
tipo de Transformers conocido como “Combiners”, este es el caso del famoso
robot ciempiés que podía separarse en varias pequeñas partes robóticas para
poder recombinarse.
Sin embargo, los primeros “robots
gigantes” aún están por aparecer al igual que los robots que podían
transformarse, como podrá verse de la lectura de esta primera nota que más que
nada es una introducción, los robots vistos en las figuras de acción de la
compañía Takara o similares y posteriormente mutadas en los Transformers han
tenido inicios que van más allá del “more tan meets the eye”.
Continuará...
[1] Fantasmas
o monstruos en occidente. Pueden tener formas semi humanas.
[2]
REIDER Noriko T. Tradiciones Demoniacas Japonesas, Demonios de la antigüedad hasta
la actualidad. 2010. EEUU. Universidad de Utah. Pag. 57
[3]
Dossier de Gajo Sakamoto. Disponible en: https://www.lambiek.net/artists/s/sakamoto_gajo.htm
[4]
Entrevista a Justin Pinchot para la página de Collectors Weekly. Disponible en http://www.collectorsweekly.com/articles/attack-of-the-vintage-toy-robots-justin-pinchot-on-japans-coolest-postwar-export/
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